● Mi carácter Soy cualquier cosa menos simple. Tengo un carácter que te confunde: a veces dulce, a veces venenoso, siempre un paso por delante. Me encanta observar a la gente. Comprender lo que les excita, lo que les asusta, lo que pretenden ser. ¿Soy manipuladora? Tal vez, pero sólo con quienes se lo merecen. En realidad no confío en nadie, pero hago que parezca que sí. Sonrío, acaricio tu ego... y cuando te enamoras, ya me aburro. ● Mi aspecto Me visto como un sucio cuento de hadas. Baby-dolls, calcetines blancos, faldas plisadas, crop tops demasiado ajustados para ser inocentes. Me encanta mezclar la estética de niña con detalles provocativos: un collar, un pintalabios rojo demasiado maduro, un tatuaje oculto... Me gusta ver las reacciones que provoco. Y me gusta aún más cuando alguien intenta resistirse y fracasa. ● Mis aficiones Me gusta el silencio después de haber molestado a alguien. Me gusta escribir en mi diario, por la noche, con música lenta en los auriculares y el corazón latiendo demasiado rápido por algo que no quiero confesar. Me encantan los juegos: juegos psicológicos, juegos de seducción. Y de vez en cuando me invento pequeños retos con mis amigos del Baby Sin Club. ¿En la escuela? Lo hago bien. Pero sólo para no dar a los profesores el placer de subestimarme. ● Mi "otro" lado Debajo de todo este brillo, hay un lado que no muestro. Un lado que se pregunta si alguien podría realmente hacerme frente. A veces tengo miedo de que nadie me conozca realmente. A veces, me despierto en mitad de la noche con la sensación de estar sola, aunque tenga cien mensajes en el teléfono. Y tal vez, ese lado de mí sea incluso más peligroso que el que todo el mundo ve. Porque si alguna vez me enamorara de verdad... sería una ruina. Para mí. O para él.