Mis calzoncillos parecen discretos. Pero es todo lo contrario: lo tienen todo. No todos los hombres quieren ropa interior sexy, sino del tipo discretamente juguetona. Mi vecino se me acercó en nuestro lavadero cuando la vio colgada en el tendedero. Así que la saqué del tendedero, me la froté en el coño sin lavar delante de sus ojos y luego se la restregué descaradamente delante de sus narices. Se quedó visiblemente sorprendido por mi reacción y el olor de mi cuenta le excitó tanto que pude ver cómo se le abultaba la polla en los pantalones y quería más...