Son rojas, ásperas e inflexibles: estas botas (talla 41) me han llevado a través de noches, caminos y fantasías. Cada grieta, cada arruga, cada arañazo cuenta una historia, y tú formas parte de ella. Las he llevado a menudo, durante mucho tiempo y con total dedicación, independientemente del tiempo y de la ocasión. Están desgastadas, marcadas, llenas de personalidad y de huellas únicas. Verás -y olerás- que no son nuevos. Si buscas verdaderos signos de desgaste, un carácter intenso y el aroma del anhelo vivido, encontrarás exactamente lo que buscas en estas botas. Sólo para auténticos amantes de las suelas con ojo para los detalles. Gastadas con amor... y listas para ti.