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Después de un día interminable de pie, entre compromisos y largos paseos, la sensación de descalzarme es puro alivio... casi un ritual. Me dejo llevar lentamente en el sofá, las piernas estiradas, los pies descalzos respirando por fin libertad... Piel caliente, talones ligeramente enrojecidos, dedos que se mueven lentamente...