Arrástrate, esclavo del dinero, y demuestra lo que vales! Estás aquí por una razón: servirme y obedecerme sin preguntas.... Tu único derecho a existir es garantizar que se cumplan mis deseos, y lo haces poniendo tu dinero a mis pies. Sabes que tu lugar está debajo de mí, mendigando mi aprobación, y cada penique que me envías es un paso más cerca de ganarte una fracción de mi atención. Pero no te equivoques, espero una entrega total y una obediencia incondicional. Tú darás y yo tomaré: ése es tu papel y lo disfrutarás. No esperes, muestra tu devoción ahora. Muéstrame hasta qué punto estás dispuesta a doblegarte para complacerme.